
Hoy decidí que quería ver una de mis películas favoritas, “El día de la marmota”. Dado que ya había terminado de estudiar lo que tenía para el fin de semana, me puse la chaqueta, una bufanda y partí al blockbuster. Hacía un frio que calaba los huesos, y el viento se metía por mi nariz creando gotas cristalizadas. Sin embargo, eso no me importaba, ya que iba a buscar mi película, y volver a mi cómodo departamento, acostarme y ver la película. Luego de caminar 5 larguísimas cuadras, entro al blockbuster y empiezo a ver el estante de las películas que otrora fueron estrenos, y ahora los prestan por casi una semana. La caratula estaba donde siempre, pero… no podría ser, no estaba…
Busco entre las películas cercanas, viendo si lo dejaron por error tras otra carátula, pero no… alguien más se la había llevado. ¿Quién mierda aparte de mi iba a querer arrendar una película de hace más de 15 años? ¿Cuáles eran las probabilidades de que justo alguien más se fijara en es película y se la llevara? Fuí a preguntarle a la dependiente del local, y me dijo que se la había llevado alguien mas hace una media hora. Fue ahí cuando caí en razón: Dios me detesta. Para que alguien más se llevara esa película, que pasa juntando polvo, tiene que haber una intervención divina, con el puro propósito de hincharme las pelotas. Creo que Dios se pasa la mitad de su tiempo planeando maquiavélicos planes para molestarme. Debe tener una especie de tablero de Monopolis, con cada casillero tabulado una diferente forma de hacerme la vida más terrible, y cada día tira los dados a ver cuantos casilleros mueve una figura mía en miniatura.
No es primera vez que Dios me hace este tipo de jugarretas. Cada vez que olvido llevar paraguas, llueve, y cuando llevo, no llueve. Debe tener un grifo enorme que abre solo cuando ve que tiene la oportunidad de mojarme. Creo que si yo quisiera condenar al mundo a una sequía terrible, tan solo tendría que llevar paraguas todos los días que salga de casa. En fin, la cosa es que Dios disfruta hinchándome las pelotas.
Sin embargo, creo que Su Santa saña hacia mí es justificada, si yo fuese Dios también me odiaría. Cada vez que iba en el colegio a la hora de rezar, hacia cualquier otra cosa, como escuchar música, leer una revista o un libro, o simplemente dormir.
Por lo tanto lo he decidido, si la próxima vez que vaya a arrendar esa película, no está, voy a patear la puerta de una iglesia, una mezquita, una sinagoga, un templo evangélico, y esos templos de los mormones que no sé cómo se llaman.
1 comentario:
Holiiiis!!!
Oye, sin el ánimo de ofender, no te tenía mucha fe..jaja..claro que por tu culp fue, porque tú te hiciste mala barra. PEro la verdad es que estoy felizmente sorprendida, sobre todo por haber contribuido con mi granito dearena para que te crearas el blog. ME muero de la risa con lo que escribes, tienes unma faceta humorística diferente jajajaj..
Puchis..me hubiese gustado postearte algo mejor, pero definitivamente este finde Dios tampoco me quiso a mi :P... No han sido de los mejores días, por lo que escribir se me hace medio complicadillo, ... LA cosa es que te leo y me haces reir.. y eso es weno weno....
Oye Eduardín, algún día me invitai a ver esa peli puh... me han dicho que es wena y yo nunca la he visto...
Besitos.....
desde la no inspiración...
desde el frío de mis patitas...
Muacks!!
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